HABÍA UNA VEZ. . . un recuerdo de mi niñez que hoy quiero compartir con ustedes. Vivíamos en una casa muy grande, con patio, galería y " fondo " como decíamos en ese entonces, donde estaba el gallinero, y una pequeña huerta y árboles frutales. Mis padres y mis hermanos, colaborábamos en su mantenimiento y cada uno tenía su ocupación. Dar agua y de comer a las gallinas, recoger tempranito los higos para que no se recalentaran, barrer en gallinero, etc.. etc.
Todo lo recuerdo como algo grato, nada obligado, sino con un espíritu de colaboración, que sin lugar a dudas, inculcaron nuestros padres.
Pero lo que recuerdo con especial cariño: es LA PARRA.
Era el orgullo de mi padre. La había comprado de chiquita. Era de uva moscatel rosado. No era muy común, muy delicada y perseguida por las hormigas, de modo que requería de cuidados especiales. Se extendía en un patio como de 6 metros.
Su tronco retorcido al medio, mandaba las ramas a ambos lados, entre un perfecto armado de alambres y palos que le servían de guía. Era una delicia su sombra. Sus hojas era muy suaves, de color verde claro, muy apreciadas por una vecina turca que venía a buscarlas para una comida de su colectividad. ....Y sus uvas... eran néctar.
Un momento especial en la vida de la parra, era cuando mi padre la podaba. Lo hacía ( ahora me doy cuenta) con especial cuidado y amor. Y ahí estábamos todos. Mi madre sacaba a relucir una sábana vieja y cortaba tiritas como de 15 cms. que iba amontonando. Mi padre encaramado en la escalera. Y entonces empezábamos a " trabajar" los niños. Era un juego. Nos turnábamos para alcanzarle las tiritas de tela con las que él meticulosamente, iba atando y guiando las ramas a través de los alambres . Y así, después de una tarde de trabajo y juego , quedaba la parra como nevada, con todos los lacitos blancos. Ya estaba preparada para recibir los brotes en la primavera y los frutos al empezar el otoño. !! que hermoso recuerdo!!
Es inevitable, que aflore en mi mente, cada vez que leo en:
Juan 15: 1-4 - Dios habla hoy- Cuando dice Jesús:
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda, la limpia para que dé más. Ustedes ya están limpios, por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas por sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí ".
A veces la poda es dolorosa, pero necesaria.
Gracias, bendiciones y hasta la próxima.....
LUCY, QUE LINDOS RECUERDOS DE TU INFANCIA!!! Y QUE COMPARACION JUSTA CON NUESTRA VIDA!!! LA PODA PARA LLEVAR MAS FRUTOS!!!UNIDOS SIEMPRE A LA VID QUE ES EL SEÑOR JESUS!! SIN EL NADA PODEMOS HACER!!!PARA RECORDARLO TODOS LOS DIAS!!
ResponderEliminarHASTA LA PRÓXIMA!!! LILY
Querida amiga!!!!!!!!!!. Me gustó mucho compartir tu recuerdo!!!!!!. Creo que estoy pasando por un tiempo de poda, duele, pero, sé que es necesario para poder salir fortalecida.
ResponderEliminarEl Espíritu Santo está trabajando en mí, me está podando, para que no me "vaya en vicio" y pueda dar mejores frutos. ¡¡¡Bienvenida sea su poda!!!. Hasta la próxima, te quiero mucho, gracias por estar siempre presente en "mis podas"