Había una vez..dos buenos vecinos, Juan y Luis. Los hijos de Juan, tenían un conejo como mascota y los de Luis un pastor alemán. Sus casas se comunicaban, de modo que las mascotas, se hicieron amigos y jugaban todo el tiempo.
Un fin de semana, Juan y familia se ausentaron.
El domingo apareció el perro con el conejo ensangrentado , muerto entre los dientes.
Luis castigo´ duramente al perro.
Tratando de evitar problemas, bañaron al conejo y lo pusieron en su casita.
Al atardecer, se presento´ Juan visiblemente alterado.
- El conejo, el conejo, murió.
- ¿ Como ? Ayer estaba bien.
-No, murió el viernes , los niños lo enterraron en el patio.
¿Que había pasado? El perro rastreo´ todo el terreno hasta encontrar a su amigo enterrado. Desesperado lo desenterro´ y llevo a sus amos como preguntando ¿ que paso?.
Dijo Jesús:" No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con juicio justo "- Jn. 7-24
Me gustó mucho este cuento, deja una enseñanza muy importante
ResponderEliminarMuy frescos,estimulantes y ayudan a pensar.Reflejan gran ternura y sabiduría!
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