lunes, 24 de octubre de 2011

SI SUPIERAMOS. . . .

Había una vez. . . hace muchos años, un campesino que volvía a su casa a caballo, luego de haber estado varios días de fiesta en la capital de su provincia. Iba reviviendo los dichosos momentos pasados  e imaginando la alegría que iluminaría el rostro de su esposa y de sus hijos cuando vieran los regalos que les traía, envueltos en una gran maleta. Iba tan ensimismado en sus pensamientos, que no se dió cuenta que una  tormenta se avecinaba. De pronto comenzó a llover torrencialmente , el hombre se empapó hasta los huesos.
-¿Porqué me sucede ésto justamente a mí y en este momento? - se preguntaba.
Estaba encolerizado. Mientras continuaba quejándose de su mala fortuna, desde unos arbustos, saltó un ladrón, con el revólver desenfundado. Pálido de terror, el campesino oyó el ¡ click! del percutor, cuando el bandido preparó el arma. Pero no hubo disparo. ¡Algo había sucedido! Sin perder un solo instante, clavó las espuelas a su caballo y pronto estuvo fuera del alcance de su atacante.
¡¡ Que necio he sido !! pensó - " me quejé de que la lluvia estaba arruinando mi regreso a casa. Pero si la lluvia no hubiera  humedecido la pólvora, el tiro hubiera salido y yo habría sido muerto. Nunca hubiera llegado a mi casa para reunirme con mi familia !!


¡ Cuan a menudo nuestras quejas y lamentos se tornarían en alabanzas si pudiéramos ver que alguna amarga vicisitud es realmente una bendición disfrazada.!
Dios es lo suficientemente poderoso para convertir nuestros problemas y derrotas, en las victorias más increíbles del mundo. 
Donde solo vemos oscuridad, Dios ve el sol del mediodía. Nuestra fe debe descansar en las promesas que Dios ha hecho para nosotros y que sabemos no nos va a fallar.


La Bibilia dice en :
Romanos 8:28 - " Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados "
Bendiciones y hasta . . . . la próxima.

domingo, 9 de octubre de 2011

EL ANILLO

HABÍA UNA VEZ . . .  un rey que quería hacerse un anillo con uno de los más grandes diamantes que existían. No era un anillo cualquiera. El rey quería guardar debajo del diamante, un mensaje que le sirviera de ayuda en los momentos más desesperados. 
- Quiero un mensaje que ayude a mis herederos y a los herederos de mis herederos . Debe ser corto, de 2 o 3 palabras .
Sabios, eruditos, fueron convocados para encontrar el mensaje. Pero todos fracasaron. Nadie encontró lo que el rey quería. 
También el rey consultó a un anciano sirviente al que amaba y respetaba mucho, porque lo había cuidado cuando murió su madre.
- No soy sabio, ni erudito, ni académico, pero conozco el mensaje.  Durante mi larga vida en palacio, he conocido toda clase de gente, y en una ocasión encontré a un misionero. Era invitado de tu padre, y estuve a su servicio. Cuando se iba, y como gesto de agradecimiento, me dió este mensaje. Lo escribió en un papel, lo dobló y se lo dió al rey. 
- Pero no lo leas, ponlo escondido en el anillo y ábrelo solamente cuando todo haya fracasado, y no encuentres salida a la situación.
Y .. ese momento no tardó en llegar. El país fué invadido y el rey perdió su reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar su vida, seguido de cerca por sus enemigos. Estaba solo, el camino terminaba en un precipicio y un profundo valle. Tirarse a él sería su fin. De repente se acuerda del anillo. Lo abrió y sacó el papel con un pequeño y tremendo mensaje : " Esto también pasará ". Mientras leía , sintió que un gran silencio se cernía sobre él.  Ya no sentía a los enemigos que le perseguían. O se habían perdido en el bosque o equivocado el camino. El rey se sintió agradecido al viejo sirviente, y al misionero, aquéllas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, y lo colocó nuevamente en el anillo. Reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. 
El día de su victoriosa entrada a la ciudad, hicieron gran fiesta con banquetes, música, bailes...estaba muy orgulloso de sí mismo. 
El anciano estaba a su lado en el carro triunfante, y le dijo.
- Este momento también es adecuado para leer el mensaje. 
- ¿ Que quieres decir? - preguntó el rey. Ahora estoy victorioso , el pueblo celebra mi vuelta, no estoy desesperado.
- Escucha- dijo el anciano. Este mensaje no es solo para momentos desesperados, también lo es para situaciones placenteras.  El rey obedeció y leyó el mensaje . " Esto también pasará " . Nuevamente el gran silencio lo cubrió en medio de la muchedumbre que celebraba, porque su orgullo y  el ego, habían desaparecido y sintió paz.
Recién el Rey pudo terminar de comprender el mensaje.


Recordemos que todo pasa,  ninguna cosa, ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza.  Cuando estemos en alegría, disfrutémosla intensamente, porque sabemos que pasará, más rápidamente de lo que deseamos. Pero cuando el dolor, la pena, la tristeza nos invadan digamos con fe : " Esto también pasará ".
Dice Dios en la Biblia:
Jeremías 31:13 " Entonces la muchacha  se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré , y los alegraré de su dolor ".
Muchas bendiciones y ....... hasta la próxima.