lunes, 25 de junio de 2012

LA BALANZA

HABÍA UNA VEZ. . . una mujer pobremente vestida. En su rostro se reflejaba una profunda tristeza. Entró a una tienda, se acercó al dueño y de manera humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito. Con voz suave explicó que su esposo estaba enfermo y no podía trabajar y que tenía siete hijos y necesitaba comida. El dueño le dijo que no podía darle crédito, pués ella no tenía cuenta de crédito en su negocio. Sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia, la mujer le rogó:
- Por favor, señor, se lo pagaré tan pronto pueda.
El dueño le solicitó que abandonara el negocio.
De pie, cerca del  mostrador, se encontraba un cliente que escuchaba la conversación entre el hombre y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño:
- Yo me haré cargo de lo que necesita esta mujer para su familia.
El dueño preguntó, algo malhumorado:
- ¿ Tiene usted una lista de compras ?
- Sí, señor.
- Está bien, ponga su lista en un plato de la balanza y lo que pese su lista, le daré en comestibles, dijo con mala intención y con sorna.  La mujer titubeó un momento, y cabizbaja buscó en su cartera un pedazo de papel, escribió algo en él y lo puso, triste aún en una de los platos de la balanza. Ante el asombro de todos , vieron que el plato que tenía el papel, se hundía hasta el fondo y se quedó así.
¡¡¡ No lo puedo creer !!! dijo el dueño.
El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles en el otro plato hasta que se llenó.
¡¡¡ No salían de su asombro !!!
Finalmente, tomó el pedazo de papel y lo miró todavía más asombrado..
¡¡¡ No era una lista de compras !!!
Era una oración que decía:
" Querido Señor, tu conoces mis necesidades y yo voy a dejar esto en tus manos ".
El dueño le entregó los comestibles, la mujer agradeció y abandonó la tienda. 
El cliente le entregó un billete de 50 dólares y le dijo:
Valió cada centavo de este billete ; ahora sabemos cuando pesa una oración.

Reflexión:
Dijo Jesús en Lucas 18:27
" Lo que es imposible para los hombres,es posible para Dios ".

Chau. . .  hasta la próxima